¿Quién no guarda en lo más profundo de su corazón algún secreto de amor?
¿Quién no posee alguna experiencia insólita, quién no vivió lo suficiente para sufrir o gozar algo que sólo se puede confiar a la literatura?
Más allá de la moral y de las costumbres, de lo admitido socialmente y de lo frecuente, la vida galante de los humanos constituye una de las facetas más ricas y a su vez menos conocida de nuestra existencia.
¿Quién no ha viajado alguna vez impulsado por las alas de la fantasía?
¿Quién se sustrajo al poder evocador del ensueño y no se abandonó libremente a su imaginación, violando las fronteras y los límites de la razón y de los códigos morales?
La vida galante de la humanidad ha sido, es y será un tema inagotable.
Jamás hablaremos o escribiremos suficiente sobre ello.
Y siempre habrá algún valiente que se atreva a romper esas barreras para dar a conocer a los demás las experiencias vividas e imaginadas, propias y ajenas.