Cuando Jeremías entra en la senilidad, empieza a reconocer la pérdida, hasta de sus pensamientos. Comienza a hilar de los recuerdos de toda una vida, antes que sean barridos por el Alzheimer, negándose a que su historia se desvanezca con sus propios restos.
Recoge sus pasos desde la felicidad innata e irresponsable del niño, su vida en una familia y una nación latinoamericana disfuncional y el inicio en el amor, cada vez menos inocente. Apegado a las normas de una sociedad revolucionada a diferencia de la actual, sobrecogida y apabullada por la moderna tecnología.
Al venir su vida llena de momentos difíciles y de otros agradables, detrás de este ser, humano como cualquier otro, pero con una historia propia, culturalmente diferente, se presenta un manojo de circunstancias, que le van moldeando, como un pedazo de arcilla en las manos del gran artesano.
Representa su trajinar de manera sencilla en el proceso vital de una persona simple partiendo de una situación social desfavorable, transmitiendo una crítica social y moral de la pobreza, la desdicha y la injusticia social con el propósito de resaltar las condiciones y la desigualdad presentes en una realidad latinoamericana.
A través de la narración pretende transportar a los lectores a un mundo para muchos desconocido, desencadenar sonrisas, lágrimas y reflexiones, recreando el narrador un viaje literario que podría llegar a ser la historia de los muchos de la nadietud que al igual que el personaje fueron puestos en las mínimas condiciones, para recoger de los frutos o de su propia maleza sembrada.