Si nos remontamos a la antigüedad, en todas las aldeas había alguien especial, aquel que con sus relatos y enseñanzas entretenía a sus vecinos, que acudían a él para escuchar sus historias y leyendas bajo la sombra de un árbol. Cuentos y leyendas atemporales, redescubiertas cada vez que eran transmitidas.
Cada historia encerraba un mensaje oculto, una lección que cada uno tenía que descifrar. Estos cuentos habían sido traspasados de generación en generación, conservándose en la memoria colectiva del pueblo.
Aquellos cuentos, aquellas historias, acabaron convirtiéndose en pequeños tesoros de conocimiento. Y además, mantenían vivo un legado, recordar a todos la importancia de nunca olvidar nuestras raíces.
De esta forma, los cuentos se convirtieron en una especie de viaje mágico hacia la sabiduría.
Quizá este sea el legado de la obra que sostienes en tus manos, seguir difundiendo aquellos “Cuentos de Sabiduría”.