Me hiciste sentir que no era suficiente. Luché por ti, por mí, quizás por nosotros. Jugaste conmigo hasta romperme y arrasar con todos mis sentimientos. Me hiciste daño y aún espero una disculpa que sé que nunca va a llegar. Espero que entiendas cómo me hiciste sentir y cómo me hundiste como si se tratara del famoso hundir la flota. Romper, ilusionar y volver a romper: esa era tu táctica. A quién voy a engañar, terminé tan rota que no conseguía ver la luz al final del túnel. Me dejé el aliento intentando comprender por qué me hiciste perder el tiempo, que tan valioso es y que nadie me va a devolver.
Al final logré abrir los ojos y pude ver que habías cambiado. Sigo sin entender el por qué pero lo hiciste y, gracias a ello, yo también pude hacerlo. Me convertí en una persona más fuerte, que no va a permitir nunca jamás que la pisoteen como tú hiciste. Gracias, gracias por haberme roto, por haberme demostrado que las personas cambian, que duelen y que hay cosas que no vale la pena volver a intentar.
Gracias por otorgarme el arte de curar un corazón roto.
Al final logré abrir los ojos y pude ver que habías cambiado. Sigo sin entender el por qué pero lo hiciste y, gracias a ello, yo también pude hacerlo. Me convertí en una persona más fuerte, que no va a permitir nunca jamás que la pisoteen como tú hiciste. Gracias, gracias por haberme roto, por haberme demostrado que las personas cambian, que duelen y que hay cosas que no vale la pena volver a intentar.
Gracias por otorgarme el arte de curar un corazón roto.
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