- Y el devoto, de rodillas, con la mano en el pecho, la cabeza gacha, reza, reza y, por supuesto, en silencio.¡SILENCIO! Alguien dijo. Junto a otro gilipollas hacienda lo mismo. Pero, para los dos, o três, o muchos que estaban allí, lo que quedó fue el maldito SILENCIO. Y, ¿no estaba destinado a ser? Eso sí, eso es lo que les queda a los delincuentes que hablan con la cara entre los barrotes, agarrándose a los barrotes de ambos lados, como “Iluminado”. Ningún carcelero escucha ni presta atención. Cuando llega mucho es una mala palabra. El Carcelero, el guardián, conoce a cada uno de sus presos. ¿Sería diferente con los ángeles?
- Pero, nuestro lobito no se da por vencido y siempre está ahí, religiosamente, preguntando por su ovejita de suave pelaje blanco, preferiblemente “bebé”..
- Un día el cretino, aún de rodillas, sintió un “chasquido” en el pecho. Un malestar y, fue un derrame cerebral. Pensó para sí mismo: “Sí, pedí que me sorprendieran y estoy muy sorprendido. ¡Gracias Señor!”
- El gilipolla que pide, y tiene mucho, hace poco. El gilipolla quiere el premio, pero no quiere dejar de ser bohemio.
Hay muchos tipos de sorpresas en todas partes, y quizás la mayor sorpresa es hacer lo que tienes que hacer.
Una vez leí en alguna parte una frase que el pendejo lee, pero finge no entender:
"¡Hacer lo correcto!"
En este artículo, seguro, la raíz cretina.
“Sufrir de cretinismo”