Un libro que elige la fe, las experiencias religiosas y las pasiones de las peregrinaciones como tema central, llegando a las raíces más profundas de las búsquedas de todas las personas que se encaminan a la aceptación de Dios. Cannizzaro nos lleva por los caminos de algunas religiones conocidas, especialmente las abrahámicas. El libro reconoce diferentes ideas sobre la fe, tejiendo un camino de afinidades y tolerancias religiosas en un entorno imaginario de una ciudad que no cree en Dios, que sólo piensa en lujos materiales y riquezas. Los peregrinos de esta novela están en búsqueda de la espiritualidad, son capaces de exorcizar sus dolores personales y dedicar sus corazones a sus creencias, ya sea en el Judaísmo, el Cristianismo, el Islam, el Budismo, el Hinduismo o cualquier otro credo. Este libro crea una historia mágica, que contiene la fuerza y la intensidad de quienes cultivan la fe, la oración, en medio de las preocupaciones de este tiempo complicado que vivimos, lleno de contradicciones.
En cierto modo, el libro es una oración en forma de historias personales y, por tanto, no deja de ser una conversación con Dios. Un testimonio que invita a la reflexión dirigido a quienes saben que el solo hecho de estar vivo y escuchar el ruido del silencio y la fuerza del viento, ya es un milagro espectacular, que está lleno de fenómenos inexplicables. Uno de ellos es exactamente la fe. Nadie sabe explicar exactamente cómo es, pero ella existe. La idea central del libro es que la naturaleza aborrece el vacío, incluso el espiritual. Aquí los personajes creen en algo que está por encima de ellos, en una sensación que los supera. No tocan ni huelen la fe, pero saben que existe, simplemente porque sus almas fueron impactadas. Una fe que es capaz de hacer girar a millones de personas alrededor de una piedra negra en La Meca, caminar kilómetros hasta un templo en lo alto de un montaña, arrodillarse para pagar una promesa, bañarse en el río Ganges, aparentemente contaminado, orar con una simple vela encendida, o estar en algún lugar donde Dios pueda escucharlos.
Poco importa si ellos conocen todos los secretos del cielo azul y dónde este toca el corazón, ellos simplemente creen que todo es posible.